miércoles, 20 de febrero de 2008

EL TAO. EL VERBO. EL SANTO NOMBRE

LAO TSE

TAO TE KIN
I
El Tao que puede ser expresado no es el verdadero Tao.
El nombre que se le puede dar no es su verdadero nombre.
Sin nombre es el principio del universo;
y con nombre, es la madre de todas las cosas.
Desde el no-ser comprendemos su esencia;
y desde el ser, sólo vemos su apariencia.
Ambas cosas, ser y no-ser, tienen el mismo
origen, aunque distinto nombre.
Su identidad es el misterio.
Y en este misterio se halla la puerta de toda maravilla.
Comentario:

El Tao Te King es uno de los más preciados legados que la humanidad puede sentirse orgullosa de contar entre las estanterías de su perenne biblioteca, a disposición de ávidos buscadores.

Del lejano oriente, y concretamente en China, nació un ser que ha sido portador de un mensaje único, singular, atemporal y que todas las Escrituras han revelado para goce y discernimiento del ser humano.

Me estoy refiriendo a Lao Tse. Algunos lo sitúan en el siglo VII a.C. y comparte con Krishna, Buda y Jesús cierto paralelismo en cuanto a su nacimiento.

Estos aforismos recogen la misma profundidad del mensaje acerca del Verbo, que Juan nos dejó en su profundo y revelador primer capítulo del Nuevo Testamento.

“El Tao que puede ser expresado no es el verdadero Tao”. Y continúa: “El nombre que se le puede dar no es su verdadero nombre”

Revelador… misterioso… para sentirse y ser destilado en el más profundo silencio y degustar su esencia.

El Tao no puede pronunciarse con los labios carnales. Es el impronunciable.

Sin embargo toda criatura viviente está pronunciando el verdadero Nombre de Dios. La Palabra está vibrando dentro de nosotros. Somos afortunados de poder experimentar cómo ese poder entra en nosotros y nos hace partícipe del milagro de la vida. Podemos vibrar al unísono con este universo. Somos afortunados de participar de la alegría de toda la creación, cantando y pronunciando su gloria en un infinito rosario de bendiciones.

Tenemos la posibilidad de estar sincronizados y en armonía con la naturaleza y descubrir al fin lo que significa ser agraciado con un cuerpo. Se nos ha dotado de conciencia para descubrir y discernir que dentro de nosotros, al margen de esta alocada mente que a veces parece un caballo desbocado, están enclavados los pilares donde se asienta el verdadero trono del Hacedor. Somos el santuario vivo del Dios vivo.

¡Qué misterio escondido está siendo revelado por la infinita misericordia de cada Avatar que desciende a este mundo y nos ilumina con la experiencia directa del Verbo.!

“… Su identidad es el misterio.
Y en este misterio se halla la puerta de toda maravilla.”

Mi experiencia personal es que tenemos el deber y la obligación de indagar por todos los rincones de este mundo para encontrar la clave del misterio escondido que está dentro de nosotros, esperando pacientemente a que llamemos. Es lo único que está en nuestras manos. El resto correrá de su cuenta…

F.G.M.

EL NOMBRE DE DIOS, EL VERBO, LA PALABRA

En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. (Biblia de Jerusalén. Nuevo Testamento. Evangelio según San Juan, 1,1)


Comentario:

Así comienza el Evangelio de San Juan. Intenta expresar la fuente de donde mana toda la sabiduría y el misterio que todas las Escrituras Sagradas desde tiempo inmemorial han pretendido desvelar, queriendo poner en palabras la esencia del Impronunciable.

Diferentes nombres que se le han dado al Innombrable desde la noche de los tiempos y recogidos en Escrituras Sagradas desde que se tiene constancia escrita. Om (AUM) El Santo Nombre de Dios, la Palabra, el Verbo, el Tao, SatNam, Pak Nam, la Palabra Bhrámica, Jehová, etc., etc…

Ese Verbo, esa Palabra y ese Nombre de Dios es la energía primordial de donde surge todo lo manifestado en esta Creación. Y como colofón a su obra, el Hacedor diseñó a un ser, a nosotros, los seres humanos para que experimentásemos dentro de nosotros esa maravilla y el increíble regalo de ser testigos del amor, la paz y la libertad. Nos hizo a su imagen y semejanza, por eso la Palabra, el Verbo y su Santo Nombre se está pronunciando dentro de nosotros sin quererlo ni haberlo buscado. Ya venimos con el Verbo incorporado y podemos decir que somos el santuario viviente de esa Palabra viva. Dios está dentro de nosotros.

Es un regalo que se nos ofrece por su inmenso amor. Y la forma que tenemos que agradecérselo es ir adentro de nosotros y pronunciar su Nombre. No podemos con estos labios carnales. Pero se está pronunciando y muy a pesar nuestro. El Santo Aliento, viene a nosotros y nos acaricia con suma delicadeza, y gran poder. Tiene el poder de disipar todas las dudas que afloran de nuestra mente.

Nadie nos lo ha dicho en nuestro caminar. Hemos buscado por este mundo sumidos en la ignorancia y demandando un poco de comprensión, pero somos ciegos guiando a ciegos. Y lo que es más triste y desesperanzador es que siempre nos damos de bruces con los mismos conceptos, los mismos tópicos, los mismos arquetipos y los mismos paradigmas, generación tras generación, abocándonos y llevándonos unos a otros a la más terrible confusión, desilusión y desesperanza.

Por eso, desde el principio, ese Verbo, se hizo carne y habitó entre nosotros. Desde el principio ha estado, está y estará con nosotros. ¿Cómo puede abandonar a sus criaturas?
F.G.M.

sábado, 9 de febrero de 2008

Acerca del Conocimiento

El Evangelio de los Esenios – Libro II
Fragmentos del Libro Esenio de las Revelaciones


Alcancé la visión interior
Y por Tu espíritu en mi
Oí tu prodigioso secreto.
Por tu mística percepción
Hiciste un manantial de conocimiento
Brotar en mi,
Una fuente de poder,
Que desborda vivientes aguas,
Un torrente de amor
E infinita sabiduría
Cual esplendor de la Luz Eterna.

F.G.M.

domingo, 3 de febrero de 2008

Acerca del Alma, Espíritu, Atman

El Bhagavad Gita - Cap. 2.°

13. Al igual que el alma experimenta la infancia, la juventud y la vejez, sin verse afectada por las mutaciones de este cuerpo; así también tomará otro cuerpo después de la muerte. En un sabio no cabe duda acerca de esto.
15. El hombre que no es afectado por los sentidos; ni por el placer ni por el dolor, éste es merecedor de vida eterna.
17. El Espíritu es indestructible e imperecedero; todo lo penetra. Nadie puede destruir ese Ser Inmutable.
18. A pesar de que estos cuerpos tendrán un fin, habita en todos estos cuerpos, mas está más allá del tiempo: el Espíritu es inmortal e infinito. Así pues, ¡participa en la lucha, noble guerrero!
19. Tanto el que piensa que el alma mata, como el que cree que puede ser muerta, ambos son ignorantes. Ni puede matar ni puede ser muerta.
20. El Espíritu nunca nace y nunca muere: es eterno. Nunca ha nacido, está más allá del tiempo; del que ha pasado y el que ha de venir. No muere cuando el cuerpo muere.
21. Cuando un hombre reconoce el Espíritu como no nacido, imperecedero, inmutable e indestructible, ¿cómo podría este hombre matar o ser muerto?
22. Al igual que un hombre se quita un vestido viejo y se pone otro nuevo, el Espíritu abandona su cuerpo mortal para tomar otro nuevo.
23. Ningún arma puede herir al Espíritu, ni el fuego puede quemarlo, ni el agua puede mojarlo, ni el viento puede arrastrarlo.
24. Más allá del poder del fuego, de la espada, del agua y del viento, el Espíritu es eterno, inmutable, omnipresente, inamovible, y siempre uno.
25. El Espíritu está más allá del cambio y del pensamiento; los ojos mortales no pueden verlo. Reconoce que el Espíritu es lo único que permanece y cesa de sollozar.

F.G.M.