LAO TSE
TAO TE KIN
I
El Tao que puede ser expresado no es el verdadero Tao.
El nombre que se le puede dar no es su verdadero nombre.
Sin nombre es el principio del universo;
y con nombre, es la madre de todas las cosas.
Desde el no-ser comprendemos su esencia;
y desde el ser, sólo vemos su apariencia.
Ambas cosas, ser y no-ser, tienen el mismo
origen, aunque distinto nombre.
Su identidad es el misterio.
Y en este misterio se halla la puerta de toda maravilla.
Comentario:
El Tao Te King es uno de los más preciados legados que la humanidad puede sentirse orgullosa de contar entre las estanterías de su perenne biblioteca, a disposición de ávidos buscadores.
Del lejano oriente, y concretamente en China, nació un ser que ha sido portador de un mensaje único, singular, atemporal y que todas las Escrituras han revelado para goce y discernimiento del ser humano.
Me estoy refiriendo a Lao Tse. Algunos lo sitúan en el siglo VII a.C. y comparte con Krishna, Buda y Jesús cierto paralelismo en cuanto a su nacimiento.
Estos aforismos recogen la misma profundidad del mensaje acerca del Verbo, que Juan nos dejó en su profundo y revelador primer capítulo del Nuevo Testamento.
“El Tao que puede ser expresado no es el verdadero Tao”. Y continúa: “El nombre que se le puede dar no es su verdadero nombre”
Revelador… misterioso… para sentirse y ser destilado en el más profundo silencio y degustar su esencia.
El Tao Te King es uno de los más preciados legados que la humanidad puede sentirse orgullosa de contar entre las estanterías de su perenne biblioteca, a disposición de ávidos buscadores.
Del lejano oriente, y concretamente en China, nació un ser que ha sido portador de un mensaje único, singular, atemporal y que todas las Escrituras han revelado para goce y discernimiento del ser humano.
Me estoy refiriendo a Lao Tse. Algunos lo sitúan en el siglo VII a.C. y comparte con Krishna, Buda y Jesús cierto paralelismo en cuanto a su nacimiento.
Estos aforismos recogen la misma profundidad del mensaje acerca del Verbo, que Juan nos dejó en su profundo y revelador primer capítulo del Nuevo Testamento.
“El Tao que puede ser expresado no es el verdadero Tao”. Y continúa: “El nombre que se le puede dar no es su verdadero nombre”
Revelador… misterioso… para sentirse y ser destilado en el más profundo silencio y degustar su esencia.
El Tao no puede pronunciarse con los labios carnales. Es el impronunciable.
Sin embargo toda criatura viviente está pronunciando el verdadero Nombre de Dios. La Palabra está vibrando dentro de nosotros. Somos afortunados de poder experimentar cómo ese poder entra en nosotros y nos hace partícipe del milagro de la vida. Podemos vibrar al unísono con este universo. Somos afortunados de participar de la alegría de toda la creación, cantando y pronunciando su gloria en un infinito rosario de bendiciones.
Tenemos la posibilidad de estar sincronizados y en armonía con la naturaleza y descubrir al fin lo que significa ser agraciado con un cuerpo. Se nos ha dotado de conciencia para descubrir y discernir que dentro de nosotros, al margen de esta alocada mente que a veces parece un caballo desbocado, están enclavados los pilares donde se asienta el verdadero trono del Hacedor. Somos el santuario vivo del Dios vivo.
¡Qué misterio escondido está siendo revelado por la infinita misericordia de cada Avatar que desciende a este mundo y nos ilumina con la experiencia directa del Verbo.!
“… Su identidad es el misterio.
Y en este misterio se halla la puerta de toda maravilla.”
Mi experiencia personal es que tenemos el deber y la obligación de indagar por todos los rincones de este mundo para encontrar la clave del misterio escondido que está dentro de nosotros, esperando pacientemente a que llamemos. Es lo único que está en nuestras manos. El resto correrá de su cuenta…
F.G.M.