Querida J.: Si ves en estas palabras “la belleza, el arte, la noche, el mar, la mar”, y si sigues para atrás en el II, III, IV y V, verás que hay bastante de ese lado al que tu llamas femenino.
Si es por ese derroche de admiración hacia la creación y lo que podemos percibir con nuestros sentidos, la verdad es que entonces me he equivocado de vestimenta. Porque es lo que más me fluye de mis adentros.
En mi contestación a M. sobre lo que quieren oír, terminé con una máxima bastante corta: Todo es Uno.
Aquí se representa lo que para mí significa el “ser humano”. En este enunciado yo incorporo tanto a los hombres como a las mujeres, sin distinción. ¿Qué sexo tiene el Aliento? Acaso no respiramos todos los seres de esta creación el mismo aire. El aliento no hace distinción, por lo tanto somos seres.
Hermosos seres que nos han depositado en este hermoso planeta y cada uno tiene un caparazón distinto. El hombre y la mujer somos los que hacemos las distinciones, de masculino y femenino, guapo y feo, alto y bajo, rico y pobre, cristiano y budista, ateo o protestante, etc.Hermosos seres que nos han depositado en este hermoso planeta y cada uno tiene un caparazón distinto. El hombre y la mujer somos los que hacemos las distinciones, de masculino y femenino, guapo y feo, alto y bajo, rico y pobre, cristiano y budista, ateo o protestante, etc.
Es donde interviene lo dual, el ying y el yang, el sol y la luna, etc. Toda la fenomenología de los contrarios. Y ya con Marisa la tuvimos con nuestros largos paseos en comentarios sobre este tema.
Yo creo en la unidad, lo no dual, y es lo que experimento y siempre defenderé.
El ser, pasa por diferentes trajes cuando venimos a este mundo, y sufrimos las consecuencias de estar prisioneros en un cuerpo que tú no has elegido. Solamente podemos liberarnos en la medida que los conceptos, que tan arraigados que nos hacen prisioneros, los vayamos desprendiendo de nosotros. Esto sucederá cuando experimentemos algo real, auténtico, interior, que tenga la suficiente fuerza para alejarnos de nosotros mismos y sentirnos libres. Ya alguien dijo, la verdad os hará libres. Para mí se estaba refiriendo a esta clase de libertad. Ese desprendimiento de caparazones que nos hemos puesto y que la sociedad nos ha tildado. Nos sentimos atados por la opinión que se tiene de nosotros, los arquetipos, el modelo que quiere de nosotros la sociedad, etc. etc.
Por eso para mí somos iguales, seres humanos, con cualidades y tonalidades de piel y de sexo y sentimientos cada uno tan peculiar que nos hace hermosos. Cada flor es hermosa en el jardín de la vida.
Esto que he relatado se puede definir de esta manera:
Un árbol, cuando se poda en la época que toque, volverán a salirle ramas totalmente distintas, pero serán del mismo árbol. Mientras se esté alimentando con la savia que las raíces le procuren. Este árbol es el ser. Y cuando la vida nos poda, por la ley de la naturaleza, nacerá otro ser –otra rama- que pueda que sea hombre o mujer, con unas vestimentas y unas tonalidades y unas cualidades totalmente distintas. Pero estaremos anclados en las raíces de nuestra evolución como seres llamados a ser perfectos.
F.G.M.
