domingo, 2 de marzo de 2008

MAESTROS, AVATARES, MENSAJEROS DE DIOS

7. Siempre que el bien decae extinguiéndose poco a poco, predominando en su lugar la maldad y el orgullo, Mi Espíritu se manifiesta en forma humana sobre esta tierra. 8. Para salvar a aquéllos que hacen el bien y destruir a aquéllos que actúan con maldad, para así restablecer el reino de la Verdad, Yo vengo a este mundo era tras era. (El Bhagavad Gita, Cap, 4º)

Comentario:

Krishna, uno de los grandes avatares (descendidos), nació en Matura (India) hace unos 5000 años y uno de los principales fundadores del Hinduismo, y quizás sea el más reverenciado por millones de hindúes como un gran Salvador. Es por tanto una de las antiguas religiones del mundo.
El Bhagavad Gita (El Canto del Señor) se encuentra en el libro VI Bhismaparvan, sección 6 del Mahabharata. Se trata de un Upanishad (Enseñanza a los Pies del Maestro).
Krishna, en el escenario donde se desarrollaba una batalla, revela la divina sabiduría a su discípulo Arjuna, y va desgranando con sumo amor y total autoridad los arcanos secretos que siempre acompañan a los Grandes Iniciados. Sobre todo cuando se trata de desvelar el sagrado Conocimiento de la Verdad, y descorrer los velos que han protegido y escondido y seguirán protegiendo y escondiendo las grandes maravillas que están depositadas en nuestros corazones desde tiempo inmemorial.
Dispuesto y esperando que nuestros corazones alcancen la madurez espiritual para saber discernir y comprender el valioso tesoro que siempre ha estado escondido dentro de nosotros. Cuando el fruto está maduro para la cosecha, siempre aparece un Avatar y nos muestra con tierno cuidado el valor de la semilla que se nos muestra para que la cuidemos y la reguemos con nuestra atención, perseverancia, amor y dedicación.
Mientras tanto, vagamos por todos los rincones de este mundo buscando y esperando las señales que nos envía y las pistas que se van depositando de forma natural para que el anhelado encuentro llegue a materializarse entre el devoto y el Dios Vivo.
La ilusión de este mundo es un merecido banco de pruebas donde las circunstancias que nos rodean y las andaduras que cada ser humano ha de pasar hacen que elijamos y descartemos unas u otras. Haciendo que nos fortalezcamos en la búsqueda interior y se desencadenen fuerzas que nos lleven a la súplica y a mendigar ayuda. Es cuando el auténtico y verdadero grito sale desde dentro sin que ningún espejismo nos hipnotice y por fin habremos dado el primer paso hacia nuestro verdadero destino: Encontrar al Verdadero Maestro.
A partir de ahí nos hacemos auténticos expertos de la búsqueda selectiva, desechando la mentira y la hipocresía, e incorporando a nuestros patrones de búsqueda la autenticidad. Nuestro corazón reconocerá al instante quién nos está adulando y quién nos habla desde el corazón. Ya nadie nos engañará por más tiempo. Nuestro pozo interior está seco y cada célula de nuestro cuerpo está sedienta y ahora sabemos que alguien tiene la llave del manantial interior.
Por eso cuando nos volcamos en escudriñar las escrituras sagradas donde se hablan de los Grandes Avatares, y lo que ha quedado revelado en ellas, comprendemos el mensaje que es común a todas. Los devotos que en el tiempo que estuvieron acompañando físicamente al Maestro dejaron como legado para futuras generaciones la vida y las sabias palabras para enriquecer a la humanidad sin distinción de la región del planeta ni de países remotos, porque el corazón del ser humano habla un mismo idioma.
Y cuando podemos leer:
  • “…Mi Espíritu se manifiesta en forma humana sobre esta tierra.” “…para así restablecer el reino de la Verdad, Yo vengo a este mundo era tras era”

No nos queda otra cosa que asentir con el corazón y en la época que nos haya tocado existir y en la región del planeta que hayamos nacido, seguro que habrá alguna escritura donde el Maestro haya dicho a sus devotos, discípulos o adeptos coetáneos de los grandes Mensajero, las mismas palabras. Porque las palabras que salen del Dios Vivo, son atemporales y van dirigidas para el corazón que es atemporal. Ya que el Santo Aliento que nos acaricia interiormente, también es atemporal, e infinito.
No importa dónde estemos porque al final todos somos instrumentos del amor y de alguna especial forma y de la manera más inverosímil, llega a nuestros oídos lo que tenemos que escuchar para entender.
Qué familiares nos resultan estas palabras llenas de esperanza y compromiso que el Creador tiene con sus criaturas desde el comienzo de los siglos. Ha sido una constante y entra dentro de lo que se conoce como el Dharma. El diccionario de sánscrito lo define así:

  • “Verdad eterna, ideales de lo correcto y lo verdadero, sendero de leyes universales, virtuosismo, principio de moralidad. La Ley Suprema que regula el universo. La primera de las ocupaciones del ser humano. El principio interno de la religión. La palabra también es usada para indicar El deber.”

El Nuevo Testamento, y concretamente Juan, nos revela estos profundos versículos, haciendo hincapié en el tema que estoy desarrollando sobre los Maestros y su constante venida, bueno de hecho nunca se va, siempre está aquí..


  • 12 Mucho tengo todavía que deciros, pero ahora no podéis con ello. 13 Cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa; pues no hablará por su cuenta, sino que hablará lo que oiga, y os anunciará lo que ha de venir. (San Juan, 16, 12-13)


Otro Avatara más reciente, Sri Ramakrishna, (1836-1886), en los dichos y Sentencias, que fueron recogidos y escritos por sus discípulos en bengalí y se tradujeron al sánscrito y al inglés, nos dicen acerca de los Avatares:

  • 50. En el árbol del Satchitananda hay innumerables Krishnas, Ramas, Cristos, etc; uno o dos de ellos descienden a este mundo y producen poderosas modificaciones y cambios de dirección.
  • 51. El Avatara o Salvador es mensajero de Dios. Es como el Virrey de un poderoso monarca. Así como, cuando hay alguna rebelión en una provincia lejana, el rey manda a su virrey para que acabe con ella, así también, cuando se pierde la religión en alguna parte del mundo, Dios envía allí a Su Avatara.
  • 52. Es un mismo e idéntico Avatára el que, habiéndose sumergido en el océano de la vida, surge en un lugar y se lo conoce como Krishna, y se vuelve a sumergir y surge en otro lugar y es conocido como Cristo.


No quisiera ser reiterativo pero cualquier escrituras que cojamos y que en próximas colaboraciones acompañaré para aquellos ávidos buscadores que gusten de profundizar en el mensaje divino, nos revelarán idénticos secretos…

F.G.M.

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