domingo, 25 de noviembre de 2007

Buscando y Suplicando

¿Dónde te escondes? ¡Sé que existes! Distingo tu presencia. Adivino tu estirpe. Presiento tu naturaleza. Gozo de ver; la placidez de tu rostro, tan brillante.

Quiero estar despierto cuando vengas. No tardes demasiado; puedo romperme.

Oigo la cadencia de tu voz, tan melodiosa, desmoronando las murallas de mí corazón.

No permitas que duerma; mantenme despierto cuando tú estés.

Déjame percibir la fragancia de tu ser; y así mi cuerpo quedará impregnado de tu aroma.

Cuando vengas, por favor, no llames; mi corazón te reconocerá al instante.

Respirando tu amor, mi alma se desborda, y cada célula de mi cuerpo salta de gozo.

F.G.M.

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